CRÍTICA ESTRENO “MOZART Y SALIERI”
9 de septiembre
Mozart y Salieri
Teatro Rambal
En ocasiones hay que tomar distancia para poder ver la plenitud de las obras de arte.
Han pasado unos días desde el estreno de Mozart y Salieri, el último montaje que la Agrupación Escénica Enrique Rambal ha llevado al escenario.
Eligiendo el marco incomparable de la Feria y Fiestas de Utiel, el pasado viernes en el teatro Rambal, se puso en escena el nuevo proyecto.
Fuimos un público más que numeroso el que llenamos el patio de butacas, expectantes por el estreno y es que si la Agrupación Escénica Enrique Rambal nunca defrauda, esta vez nos llevo un paso más allá, nos dio la oportunidad de adentrarnos en una historia de luces y sombras, de pasión y aversión, de amor y odio, una historia basada en la música inmortal de Mozart en la que la genialidad del personaje unida a la del director hicieron una velada perfecta para los amantes del teatro.
La adaptación hecha por el director da una agilidad al argumento que atrapa desde el inicio hasta el final. El director Raúl García, supo hilar cada escena, conjugar de forma perfecta la música, el espacio, el vestuario, maquillaje o peluquería con el trabajo de mas de veinte actores, trasladando una sensación de cuidado y mimo que nos atravesó a cada espectador, dejándonos esa percepción inigualable, de que nada puntual destaca porque todo el conjunto es destacable.
Es difícil coordinar un elenco tan amplio de actores y que la composición sea brillante, sin duda se necesita un gran equipo detrás de bambalinas, todas estas piezas formaron el puzle perfecto, consiguiendo un Rambal en pie que aplaudió y reconoció el gran trabajo puesto sobre las tablas.
Deliciosa puesta en escena, sencilla y brillante a la vez, los detalles marcaron la diferencia, división sutil de espacios ofreciendo la posibilidad de meternos en una ópera, un fastuoso palacio o la pobre y fría casa de Mozart, jugando con luces, música y escuetos matices. Actores a los que el atributo de aficionados se les queda muy pequeño, un elenco perfecto entre papeles principales, secundarios y elenco de óperas.
Las interpretaciones definidas, realistas y exquisitas produjeron que cada espectador nos adentrásemos en ellos mismos, en sus entrañas y sentir la envidia o el despecho de Salieri, la fragilidad y fortaleza de Constanze o la locura mezclada con el talento de Mozart.
Un montaje para ver y para disfrutar, eterno y atemporal, brillante como el propio Mozart.
