Don Quijote en los infiernos
16 de octubre de 2022
DON QUIJOTE EN LOS INFIERNOS DE CARLOS MACIÁ
ATROTE TEATRO de Elche (Alicante)
Yo lo que pienso es que la vida es demasiado corta …
Y tal vez así sea.
El domingo daba comienzo la trigésimo sexta edición del Concurso Nacional de teatro para aficionados Ciudad de Utiel, un ciclo cultural que, como cada año, llenará Utiel del mejor teatro.
Una delicia, esa fue la representación a la que asistimos.
Don Quijote en los infiernos de Atrote Teatro puso al público en pie, movió la entrañas, los sentimientos más personales del numeroso y fiel público del Rambal.
Una historia escrita por Carlos Maciá, quien también es uno de los directores de la obra. Un texto de los que desde el primer minuto se insinúa prácticamente perfecto, un texto lleno de giros y matices que te arrastra a soñar como ese anciano enquijotado, a quien su alzheimer le lleva a ser un hidalgo caballero o un viejo solitario, Alonso, que nada entre el olvido y los recuerdos, entre la brutal alegría y el desgarrador devenir de una dura vida.
Historia dentro de un centro médico, donde el cuidador del anciano enfermo desempeña ese papel que da más consistencia al principal, que le hace brillar más. Diego, el cuidador, el personaje que termina viviendo dentro de la locura de Alonso, que se siente rápidamente su amigo, que le lleva de la mano a tener un fin digno, el que cualquiera desearía para si mismo.
Un tándem perfecto que supo transmitir en todo momento los giros del texto, Vicente Paredes y Francisco Munuera nos metieron en su vida con una delicada y a la vez vibrante interpretación.
Alonso y Diego, Quijote y Sancho, nos condujeron a La Mancha en Rocinante, a la vez que nos pasearon por el pequeño pueblo de Alonso, nos inundó el olor a bocadillo de atún, nos inundó el dolor más profundo y la divertida comedia, nos inundó el más puro teatro.
La primera representación de este Concurso Nacional de Teatro para aficionados Ciudad de Utiel nos dejó con ganas de más, disfrutar del buen teatro está más cerca de lo que a veces creemos y el domingo quedó patente en el Rambal.
Imágenes de archivo